TEMA 148 SOLO TEXTO

TEMA 148   La Vid y los sarmientos. El Mandamiento del amor fraterno. (Jn 15,1-17)
[Van camino de Getsemaní. San Juan se vacía escribiendo las palabras de Cristo que no estaban escritas en los Sinópticos. El Evangelio de la divinidad y del amor descubre, al Dios Hombre que hará nacer a una nueva vida a todo aquel que en Él crea. Viviremos su propia vida. Leemos]:
TEXTO CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
En el camino dije a mis discípulos:
—“Yo soy la Vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí no lleva fruto, lo arranca; y todo el que lleva fruto, lo poda, para que lleve fruto más copioso. Ya vosotros estáis limpios, en virtud de la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y Yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede llevar fruto en sí mismo si no permaneciere en la cepa, así tampoco vosotros, si no permaneciereis en mí. Yo soy la Vid, vosotros los sarmientos. Quien permanece en mí y Yo en él, este lleva fruto abundante, porque fuera de mí nada podéis hacer. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera como el sarmiento y se seca; y los recogen y arrojan al fuego, y arden. Si permaneciereis en mí, y mis palabras permanecieren en vosotros, cuanto quisiereis pedidlo, y lo obtendréis.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis fruto abundante; con eso seréis discípulos míos. Como me amó el Padre, también Yo os amé; permaneced en mi amor. Si mis mandamientos guardareis, permaneceréis en mi amor; como Yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea cumplido.
Este es el mandamiento mío: Que os améis unos a otros, así como os amé. Mayor amor que este nadie le tiene: que dar uno la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hiciereis lo que Yo os mando. Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe lo que hace su señor; mas a vosotros os he llamado amigos, pues todas las cosas que de mi Padre oí os las di a conocer. No me escogisteis vosotros a mí, antes Yo os escogí a vosotros, y os destiné para que vayáis y llevéis fruto y vuestro fruto permanezca, para que cuanto pidáis al Padre en Nombre mío, os lo de. Esto os mando: Que os améis los unos a los otros”.
COMENTARIO
¿Quién no entiende estas palabras? Conocer a Cristo, amarle, es vivir de Él, en Él, con Él y para Él. ¿Quién puede meditar estas palabras y no rendirle el corazón a Jesucristo? ¿Por qué la Luz, la Verdad y la Vida, que son estas mismas palabras, no son aceptadas por el mundo? ¡Qué misterio de ingratitud se da en el hombre!
Dios lleva la iniciativa. Dios se escoge al hombre al que le va a demandar amor sobre todo amor posible. El hombre no escoge a Dios, pero el hombre sí puede despreciar este privilegio inaudito. Dios mendiga el amor del hombre, y el hombre se lo puede negar. ¿Hay mayor misterio que éste?
Dios es Amor y este es su mandamiento supremo: amar, amar con toda el alma al Creador y a lo creado, amar a los hijos de mi Padre como a mí mismo me amo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario