[Aquí, los Sinópticos emplean casi las mismas
palabras. Este es uno de los muy pocos apartados en el que los evangelistas
coinciden de forma sorprendente. Leemos]:
TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Llegamos de nuevo a Jerusalén y venido al
Templo me paseaba y enseñaba al pueblo anunciándoles la Buena Nueva. En esto se
me presentaron de pronto los sumos sacerdotes y los escribas con los ancianos,
diciendo:
—“Dinos: ¿con qué potestad haces esas cosas?
¿O quién te dio esa potestad de hacerlas?”
Les respondí:
—“Os preguntaré también Yo
una cosa, la cual, si me dijereis, también Yo os diré con qué autoridad hago
estas cosas: el bautismo de Juan, ¿de dónde era?: ¿Del cielo o de los hombres?
Respondedme”.
Ellos discurrían consigo, diciendo:
“¿Qué vamos a decir? Si dijéremos: “del
cielo” dirá: “¿Por qué, pues, no lo creísteis?” Si, en cambio,
dijéremos: “de los hombres”, hemos de temer a la turba y el pueblo entero
nos apedreará, porque está en la persuasión de que Juan era profeta”.
Todos tenían a Juan como que realmente era
profeta. Y respondiendo me dijeron:
—“No sabemos de dónde era”.
Díjeles también Yo:
—“Tampoco Yo os digo con
qué potestad hago esas cosas”.
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