[San Juan nos mostrará a Cristo enternecido,
está conmovido. El amoroso coloquio con sus verdaderos amigos, entra en una
fase de confidencias entrañables. Estamos ante una declaración de amor de un
Hombre que ya ve cercana su muerte, una íntima confesión del Amante que se va,
a los amantes que se quedan. La tristeza embarga el corazón de los sencillos
Apóstoles. Están aturdidos. Pero Jesús no se va para siempre, ¡volverá! Leemos]:
TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
—“No se conturbe vuestro
corazón. ¿Creéis en Dios? También en mí creed. En la casa de mi Padre hay
muchas moradas: de no ser así, os lo hubiere dicho; pues voy a prepararos
lugar. Y si me fuere y os preparare lugar, otra vez vuelvo y os tomaré conmigo,
para que donde Yo estoy estéis también vosotros. Y adónde Yo voy, ya sabéis el
camino”.
Díceme Tomás:
—“Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos
saber el camino?”
Le contesté:
—“Yo soy el Camino, y la
Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me habéis conocido, también
a mi Padre conoceréis; y ya desde ahora le conocéis y le habéis visto”.
Díceme Felipe:
—“Señor, muéstranos al Padre, y nos basta”.
Le dije:
—“Tanto
tiempo estoy con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe? Quien me ha visto,
ha visto al Padre: ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees
que Yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí? Las palabras que Yo os hablo,
de mí mismo no las hablo, mas el Padre que en mí mora, Él hace sus obras.
Creedme, que Yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, por las obras
mismas creedlo”.
COMENTARIO
Conocer a Cristo es conocer
al Padre, ver a Cristo es ver al Padre. Llegar hasta el Padre solo es posible a
través de Cristo. Cristo es el único Camino, la única Verdad, la única Vida.
Todas las palabras de Cristo son palabras de Dios, están avaladas por sus
obras. Ya, a la altura en la que estamos de la lectura de esta Autobiografía,
no se puede poner a prueba la razón, porque la evidencia de que estamos ante un
Ser singular no es cuestionable. Ahora, el siguiente paso, es reflexionar sobre
un misterio que transciende a la mente humana.
Estamos oyendo palabras
pronunciadas por boca humana que dicen verdades divinas, palabras en la boca de
Cristo que expresan con meridiana claridad una verdad palmaria, su Padre es
Dios y Él, que contemplamos Hombre, manifiesta que Ambos son dos Personas distintas,
pero tienen una sola Naturaleza. Con el Espíritu, son un solo Dios. Cristo se
me muestra como Hombre, mis sentidos lo reconocen con naturaleza humana, pero
mi Fe, sin dejar de contemplar a un Hombre como yo, contempla a su vez un Ser
divino, mi único Dios, el Autor de esta
misma vida que vivo, mi último destino, la sagrada razón que justifica mi
existencia en su existir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario