TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Como esto
les hubiera dicho, los saqué afuera hasta llegar a Betania, y alzando las manos
los bendije. Y aconteció que, mientras los bendecía, me desprendí de ellos, y
era llevado en alto al cielo. Y una nube que me tomó sobre sí me ocultó a los
ojos de mis amados discípulos. Fui elevado al cielo y me senté a la diestra de
Dios, mi Padre. Mientras estaban con los ojos clavados en el cielo mirando cómo
me iba, de pronto se les presentaron dos varones con vestiduras blancas, que
les dijeron:
—“Varones
galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando fijamente al cielo? Este mismo
Jesús, que ha sido quitado de entre vosotros para ser elevado al cielo, así
vendrá, de la manera que le habéis contemplado irse al cielo”.
Entonces
ellos, habiéndome adorado, se tornaron a Jerusalén, con grande gozo, desde el
monte llamado Olivar, que está cerca de Jerusalén, distante el camino de
sábado. Y estaban continuamente en el Templo, alabando y bendiciendo a Dios.
Partiendo de allí, predicaron por todas partes, cooperando conmigo y confirmando la palabra con las señales que le
acompañaban. Obré además en presencia de mis discípulos otros muchos milagros,
que no han sido descritos. Los que aquí están reseñados se han escrito para que
creas que Yo soy el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengas vida en Nombre mío.
COMENTARIO
Amiga lectora, amigo lector, he tardado más de 40 años en escribir lo que ha leído. En el Tema
117 me identificará con el “pollino”
que lleva en su lomo al Dios de la vida y entonces podrá hacer un juicio
indulgente de mis carencias literarias. Todos los comentarios, de este
ingeniero que suscribe, son “materia de
opinión”. Solo como miserable instrumento, por sí mismo inútil, he escrito
lo que ha leído, y me quedo con la siguiente frase pronunciada por los divinos
labios del Hijo de Dios:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán”
(Mt. 24,35; Mc. 13,31; Lc. 21,33)
No hay comentarios:
Publicar un comentario