[Con estos datos que solo san Lucas aporta,
se puede comprender que no solo eran 12 los discípulos que seguían al Maestro.
Jesús, envía, de dos en dos, hasta 72 de sus discípulos, luego cabe pensar que
a Cristo le acompañan muchos hombres que, muy probablemente, abandonaron su
hacienda y su familia por seguirlo. Leemos]:
TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Y tras esto designé también
a otros setenta y dos y los envié de dos en dos delante de mí a toda ciudad y
lugar adónde Yo había de ir. Y les decía:
—“La
mies es mucha, y los obreros, pocos; rogad, pues al Señor de la mies que mande
obreros a su mies.[1]
Id; mirad, que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni zapatos, y a
nadie saludéis por el camino. Y en la casa que entrareis, primero decid:
“Paz
en esta casa”.
Y si
allí hubiere un hijo de paz, reposará sobre él vuestra paz; si no, retornará
sobre vosotros. Y en esa misma casa quedaos, comiendo y bebiendo de lo que allí
hubiere, porque digno es el obrero de su salario.
No os
paséis de una casa a otra. Y en cualquiera ciudad que entrareis y os
recibieren, comed lo que os presenten, curad a los enfermos que hubieren en
ella, y decidles:
“Está
ya cerca de vosotros el Reino de Dios”.
Y en
la ciudad en que entrareis y no os recibieren, saliendo a sus plazas decid:
“Hasta
el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad a nuestros pies lo sacudimos
sobre vosotros; sabed, empero que está cerca el Reino de Dios”.
Os
aseguro que en aquel día se usará menor rigor con Sodoma que con aquella
ciudad”.
COMENTARIO
“La mies es mucha, y los
obreros, pocos; rogad, pues al Señor de la mies que mande obreros a su mies”. Lc 10,2. Este mismo párrafo lo hemos visto
antes en Mt 9,37, cuando Jesús ha enviado a sus primeros Doce discípulos con la
potestad de lanzar demonios y de curar toda enfermedad y dolencia. Ahora, en
lugar de doce, serán setenta y dos y, sin embargo, Jesús sigue manifestando que
los obreros son pocos, porque la mies es abundantísima.
Van predicando el Reino de
Dios, lo predican según las enseñanzas que han recibido de su Maestro. ¿Y cuáles
son estas enseñanzas?, pues, evidentemente, todas las que hemos visto en cada
una de las páginas de este hermoso Libro, pero, no es menos cierto, que, entre
líneas, hemos captado la labor incansable del Mesías con sus discípulos, a los
cuales explicaba, en privado, con detalle, todas las cosas que enseñaba en
público. El discípulo de Cristo dará gratuitamente la palabra que salva y la
salud que sana a aquel que la necesite. Estos poderes los recibió de balde y de
balde los ha de dar.
[1]
La mies
siempre será mucha y los obreros serán enviados según sepamos pedírselo al
Señor de la mies y los obreros. La mies es el mundo, el Señor es Cristo y sus
operarios son todos los cristianos que están obligados, por amor, a dar a
conocer a su Señor, que los envía como ovejas en medio de lobos.
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