TEMA 83 SOLO TEXTO

TEMA 83   Vuelta de los discípulos y júbilo en mi Corazón. (Lc 10,17-24; Mt 11,25-30)
[Gracias a Dios que vemos a Jesucristo henchido de gozo. Lo que ahora se va a leer está escrito desde hace ~2.000 años por dos de los evangelistas. Por san Mateo y san Lucas. Qué palabras tan preciosas me perdería si solo leyera a san Juan y san Marcos. ¡Qué bueno es leer el Evangelio en una sola lectura!, engarzando como se engarzan los diamantes de diferente tamaño en una hermosa y única joya. Dichosos y privilegiados nosotros que podemos leer y oír, en lo más íntimo del alma, estas palabras del Amor de los amores. Leemos]:
TEXTO CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Volvieron los setenta y dos muy contentos, diciendo:
 —“¡Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre!”
Les dije:
—“Contemplaba Yo a Satanás caer del cielo como un rayo. Ved que os he dado potestad de caminar sobre serpientes y escorpiones y contra toda la potencia del enemigo, y nada podrá dañaros; mas no os gocéis en eso, que los espíritus se os someten; sino gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”.
En aquella misma hora me estremecí de gozo en el Espíritu Santo y dije:
 —“¡Bendígote, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque encubriste esas cosas a los sabios y prudentes y las descubriste a los pequeñuelos. Bien, Padre, que así pareció bien en tu acatamiento! Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre, y ninguno conoce cabalmente al Hijo sino el Padre, ni al Padre conoce alguno cabalmente sino el Hijo, y aquel a quien quisiere el Hijo revelarlo.
Venid a mí todos cuantos andáis fatigados y agobiados, y Yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, pues soy manso y humilde de Corazón, y hallaréis reposo para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. 
Y vuelto a mis discípulos, en particular les dije:
—“Dichosos los ojos que ven lo que veis. Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que veis, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron”.
COMENTARIO
La Verdad se muestra meridiana a la luz de una razón sencilla. Esta misma Verdad se oculta al sabio que como tal se reconoce por los méritos de sí mismo.
Conocer al Padre viene dado por Cristo. Sin Cristo nunca podré conocer cabalmente al Padre, ni en este ni en el otro mundo. Cristo inspira, al corazón de quien Él se escoge, un "Padre mío" que al pronunciarlo en la intimidad del alma supone gustar ya en este mundo la bienaventuranza de nuestro destino último, un destino de divinidad que nos hará semejantes al Dios que nos creó para Él, contemplándole cara a cara como se contempla el rostro del Padre a quien se adora en amor.
Si quiere, vuelva a leer este pasaje. El Amor y la Paz al alcance de la mano, al alcance del corazón sencillo y bueno que trata de buscar a Cristo, de encontrar a Cristo, de amar a Cristo. Y aquí lo tenemos fácil, pues, Él mismo le está demandando el alma con esta lectura que lleva en cada palabra su Espíritu, su Verdad y su Vida. Este es el Camino por el que caminamos hacia el Padre que, por su infinita Misericordia, será descanso de su alma y de la mía. Último, único y feliz destino de nuestra existencia.

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