TEMA 88 SOLO TEXTO

TEMA 88   Lanzo un demonio mudo y me calumnian. (Lc 11,14-26; Mt 12,43-45)
[Ya vamos “tocados del ala”, ¿verdad que sí? Este Jesús nos está ganando el corazón. Seguimos camino del último viaje a Jerusalén y ahora san Lucas, sobre todo, y san Mateo nos ponen en conocimiento, de nuevo, del poder de Cristo sobre el demonio y a su vez nos muestran la ceguera e insensatez de algunos, con mayor rango cultural, de aquel pueblo que estaba embelesado con las palabras y el dominio de este Hombre sobre los espíritus inmundos.]
TEXTO CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Lancé un demonio mudo y sucedió que, salido el demonio, habló el mudo; y se maravillaron las turbas. Mas algunos de entre ellos dijeron:
—“En virtud de Belzebú, príncipe de los demonios, lanza los demonios”.
Yo, entendiéndoles los pensamientos, les dije:
—“Todo reino dividido contra sí mismo es devastado, y cae casa sobre casa. Y si también Satanás se dividió contra sí mismo, ¿cómo se sostendrá su reino? Pues que decís que en virtud de Belzebú lanzo Yo los demonios. Y si Yo en virtud de Belzebú lanzo los demonios, ¿vuestros hijos en virtud de quién los lanzan? Por esto ellos serán vuestros jueces.
Mas si con el dedo de Dios lanzo los demonios, luego llegó a vosotros el Reino de Dios. Si el hombre valiente, bien armado, defiende el atrio de su casa, seguro queda cuanto posee; mas cuando uno más fuerte que él sobreviene y le vence, le quita toda su armadura en que confiaba y reparte sus despojos. Quien no está conmigo, contra mí está; y quien no allega conmigo desparrama.
Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda vagando por lugares áridos, buscando reposo y no lo halla. Entonces dice: “Me volveré a mi casa, de donde salí”. Y llegando la halla desocupada, barrida y aderezada. Vase entonces y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando se establecen allí, y resultan las postrimerías de aquel hombre peores que los principios. Así acaecerá también a esta generación perversa”.
COMENTARIO
Las palabras de Cristo tienen plenitud de sentido. Así, pues, toda mujer y todo hombre y especialmente el que se dice cristiano, está involucrado en esta encrucijada: o se está con Cristo, o se está contra Él. Gastar con indiferencia la vida en este mundo y de manera consciente declararse agnóstico, querer pasar inadvertido ante Dios y los hombres, con espíritu tibio, ni frío ni caliente, es predisponerse a ser vomitado de las entrañas de Dios. Nos juzgarán, sobre todo, por los pecados de omisión y este es el gran pecado del mundo, porque una pasota humanidad no le interesa la asignatura del Amor y es de esto, precisamente, de lo que le van a examinar al final de sus aburguesados días.

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