[Un nuevo personaje contemplamos gracias a
san Lucas. Un tal Zaqueo nos requiere la atención y finalmente, una vez
conocido, hasta nos congratulamos de que haya salido a nuestro encuentro, en
esta pausada lectura, del cada vez más Bello Libro que tengo en mis manos.
Leemos]:
TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Al acercarnos a Jericó, un ciego, Bartimeo,
el hijo de Timeo, estaba sentado a la vera del camino, mendigando. Y oyendo a
la turba que por allí pasaba, preguntaba qué era aquello. Y le enteraron de que
pasaba Jesús el de Nazaret. Llegamos a Jericó y atravesamos la ciudad. Y he
aquí que un hombre llamado por nombre Zaqueo, que era jefe de los publicanos y
estaba rico, buscaba cómo ver quién era Yo, y no lo lograba a causa del gentío,
por ser pequeño de estatura. Y echando a correr hasta ponerse delante, se subió
a un sicómoro para verme, pues Yo tenía que pasar por allí. Llegando a aquel
sitio, alcé la vista y le dije:
—“Zaqueo, date prisa en
bajar, porque hoy he de parar en tu casa”.
Bajó a toda prisa y me recibió gozoso. Viendo
esto, murmuraban todos, diciendo:
—“Entró a hospedarse en casa de un hombre
pecador”.
De pie Zaqueo, me dijo:
—“Mira, Señor; la mitad de
mis bienes doy a los pobres, y si algo defraudé a alguno, le restituyo el
cuádruplo”.
Le dije:
—“Hoy
vino la salud a esta casa, por cuanto también él es hijo de Abrahán; porque
vino el Hijo del hombre a buscar y salvar lo que había perecido”.
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