[Enlazando con el texto anterior y una vez
concordados los Evangelios, los Sinópticos nos muestran la recomendación de
Jesús a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos: ¡Velad!]
TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
—“Guardaos, no sea que se
apesguen vuestros corazones con la glotonería y la borrachera y las
preocupaciones de la vida, y os saltee repentino aquel día como lazo; porque
sobrevendrá a todos los que moran por el haz de la tierra. Estad alerta, velad,
pues, porque no sabéis en qué día viene vuestro Señor. Esto sabed, que si el
amo de la casa supiera a qué hora de la noche viene el ladrón, velaría y no
dejaría abrir un boquete en su casa. Por esto también estad prestos, porque a
la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. Velad en todo tiempo
orando, para que logréis escapar de todas estas cosas que van a suceder, y
manteneros en pie en presencia del Hijo del hombre.
Es
como un hombre que, emprendiendo un viaje, dejó su casa y lo puso todo en manos
de sus siervos, señalando a cada cual su labor, y al portero ordenó que velase.
Velad, pues, porque no sabéis cuándo va a venir el dueño de la casa, si a
primeras horas de la noche, o a la media noche, o al canto del gallo, o a la
madrugada, no sea que, llegando de improviso, os halle durmiendo. Y lo que a
vosotros digo, a todos digo: ¡Velad!
¿Quién
es pues, el siervo fiel y prudente, a quien puso el señor al frente de su servidumbre,
para que le diese el mantenimiento a su tiempo? Dichoso el siervo aquel a quien
su señor, a su vuelta, hallare obrando así, en verdad os digo que lo pondrá al
frente de toda su hacienda. Mas si dijere aquel mal siervo en su corazón: “Se
tarda mi señor”, y comenzare a golpear a sus consiervos, y comiere y
bebiere con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en el día que no
aguarda y a la hora que no conoce, y le partirá por la mitad y le deparará la
misma suerte que los hipócritas: allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
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