[Será san Juan quien más y mejor nos informa
de este encuentro entre Pilatos y Jesús. Pero también ha costado un poco
concatenar los versículos que dan lugar a esta redacción del texto que acabamos
de leer. Ha valido la pena el trabajo concordante que nos presenta una sola
redacción en estilo autobiográfico. Jamás se había hecho de esta manera.]
TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Fui llevado, pues, desde
Caifás al pretorio. Era el amanecer. Ellos no entraron en el pretorio, para no
contraer contaminación que les impidiese comer la Pascua. Salió, pues, Pilato
afuera a ellos, y dice:
—“¿Qué acusación traéis
contra este hombre?”
Respondieron y le
dijeron:
—“Si Este no fuera
malhechor, no te lo hubiéramos entregado”.
Díceles, pues, Pilato:
—“Tomadle vosotros y
juzgadle según vuestra ley”.
Dijéronle, pues, los
judíos:
—“A nosotros no nos es permitido dar muerte a
nadie”.
Se cumpliría la palabra que
Yo dije, significando de qué muerte había de morir. Comenzaron a acusarme,
diciendo:
—“A Este hemos hallado
amotinando nuestra gente, y prohibiendo dar tributo al César y diciendo que es
el Mesías Rey”.
Entró, pues, Pilato otra
vez en el pretorio y me llamó. Comparecí delante de él y me interrogó
diciendo:
—“¿Tú eres el Rey de los
judíos?”
Respondí:
—“¿De ti mismo dices tú esto, o bien otros te
lo dijeron de mí?”
Contestó Pilato:
—“¿Por ventura soy yo
judío? Tu nación y los pontífices te entregaron a mí; ¿qué hiciste?”
Le dije:
—“Mi Reino no es de este mundo. Si de este
mundo fuera mi Reino, mis ministros lucharían para que Yo no fuera entregado a
los judíos. Mas ahora mi Reino no es de aquí”.
Díjome, pues, Pilato:
—“¿Luego Rey eres Tú?”
Respondí:
—“Tú lo dices: Yo soy Rey, Yo para esto he
nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio a favor de la verdad. Todo el
que es de la verdad oye mi voz”.
Dice Pilato:
—“¿Qué es verdad?”
Dicho esto, de nuevo salió
a los judíos, y dijo a los sumos sacerdotes y a las turbas:
—“Yo no hallo en este
hombre delito alguno”.
Mas los sumos sacerdotes
siguieron acusándome de muchas cosas y Yo nada respondía. Pilato de nuevo me
interrogaba diciendo:
—“¿No respondes nada? ¿No
oyes cuántas cosas testifican contra Ti?”
Pero Yo no respondí ya nada
más, ni una sola palabra, hasta el punto de maravillarse Pilato en extremo.
Ellos insistían con fuerza, diciendo:
—“Amotina al pueblo,
enseñando por toda la Judea y habiendo comenzado por Galilea ha llegado hasta
acá”.
Pilato, como lo oyese,
preguntó si Yo era galileo. Y entendiendo que era de la jurisdicción de
Herodes, me remitió a Herodes, que estaba también en Jerusalén por aquellos
días.
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