TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Sus voces se hacían más
violentas. Pilato, pues, queriendo dar satisfacción a la turba, dio orden de
que se efectuase su demanda. Soltó al que demandaban, al que por motín y
homicidio había sido echado en la cárcel, soltó a Barrabás. Después, Pilato
ordenó que me azotasen.
Cuando terminó la
flagelación de los soldados del gobernador, me condujeron dentro del palacio o
pretorio y se reunieron en torno de mí toda la cohorte. Me quitaron los
vestidos que Yo llevaba y me envolvieron en una clámide de grana, trenzaron una
corona de espinas y me la ciñeron sobre la cabeza, poniendo en mi mano derecha
una caña. Y así, venían a mí y me hacían acatamiento y se mofaban,
diciendo:
—“¡Salud Rey de los
judíos!”
Y dándome bofetadas y
escupiendo sobre mí, tomaron la caña y me golpeaban la cabeza con ella.
COMENTARIO
He leído, pausadamente,
este pasaje. Me siento incapaz de hacer un comentario que pueda servirle a
alguien que, también, haya leído, como yo, semejante infamia. No obstante,
sirva la relación siguiente para constatar los diferentes puntos de vista de
los cuatro evangelistas que intervienen en este apartado:
1. Según san Lucas, Pilato entregó a Jesús a la
voluntad de los judíos. No menciona la horrible flagelación.
2. La flagelación debió ser paroxística, dejó al
Reo medio muerto. El cuerpo de Jesús quedó tronchado, como un gusano, empapado
de sangre y con las costillas casi a flor de la piel rota a jirones. Un acto
feroz e inhumano. ¿Dónde estará la mano que así flageló a mi Dios?
3. San Mateo y san Marcos, nos dicen que, ya
flagelado, los soldados lo arrastran al interior y reunida la cohorte (unos 100
soldados) se burlaron de este Hombre que lloraba y gemía en un inimaginable
dolor de su cuerpo y de su alma.
4.San Mateo, dice que lo desnudaron, para su
vergüenza. Después le pusieron una clámide de púrpura.
5. San Mateo, san Marcos y san Juan, manifiestan
que la soldadesca hizo una corona de espinas y se la embutieron en la cabeza.
Mateo y Marcos especifican que le pusieron, además, una caña en la mano derecha
y que se mofaban de Él doblando la rodilla. Mateo y Marcos dirán también, que
le escupieron, que le cogieron la caña y le daban golpes en la cabeza con ella.
6. Solo san Juan añadirá que, además, le daban
bofetadas.
7. San Mateo, san Marcos y san Juan escribirán
las mismas palabras con las que la soldadesca saludaba al Reo: ¡Salud, Rey de los judíos!
8. Este episodio ocurrió dentro del pretorio, es
decir dentro del palacio del gobernador. ¿Quién informó, tan detalladamente, a
los evangelistas? ¿Fueron cuatro diferentes personas? ¿Fue una sola persona? Yo
creo que la información provino de una sola persona que, seguramente, como
nosotros, quedó profundamente impresionada de tanta saña y barbarie. De seguro
que esta mujer u hombre murió cristiano, que es alguien, implícitamente
invocado, que me ve y me oye, alguien vivo y no muerto, que ha leído, o está
leyendo o va a leer, lo mismo que hemos leído nosotros.
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