[Juan entró, vio y creyó. Vio el sudario en
un lugar aparte. De alguna forma especial estaría doblado, porque el
evangelista deja entrever que esto, precisamente, fue el motivo de su fe.
Reconoció la peculiar manera con la que su Maestro, más de una vez, doblaba su
capa, su túnica o su vestido. Muy probablemente vio lo mismo que vemos ahora en
la Sábana de Turín.]
TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Salieron,
pues, Pedro y Juan dirigiéndose al sepulcro. Corrían los dos a una, mas Juan
como corría más aprisa que Pedro, le pasó delante, y llegó primero al sepulcro;
y habiéndose agachado, vio los lienzos por el suelo, con todo no entró. Llega,
pues, también Simón Pedro en pos de él y entró en el sepulcro, y contempló los
lienzos por el suelo, y además el sudario, que había estado sobre mi cabeza, no
por el suelo con los lienzos, sino plegado en un lugar aparte. Entonces, pues,
entró también Juan, vio y creyó; pues todavía no conocían la Escritura, “que debía resucitar de entre los muertos”.
Volviéronse, pues, Pedro y Juan a donde posaban, admirándose de lo acaecido.

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