TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Mientras
las mujeres iban, he aquí que algunos de la guardia, viniendo a la ciudad,
dieron aviso a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con
los ancianos, y habido consejo, dieron una buena suma de dinero a los soldados,
diciéndoles:
—“Decid
que: “vinieron sus discípulos de noche y
lo hurtaron, mientras dormíamos”.[1]
Y si eso
llegara a oídos del procurador, nosotros nos le ganaremos, y haremos que nadie
os inquiete”.
Ellos,
tomando el dinero, obraron conforme a las instrucciones recibidas. Y se
esparció semejante rumor entre los judíos hasta el día de hoy.
[1]
¡Testigos dormidos! Esta es la “brillante” coartada de un espíritu perverso que
todavía subsiste en el corazón de los hombres que no te quieren, Cristo mío,
Jesús de mi alma.

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