Mensaje de Juan. (Mt 11,2-19; Lc 7,18-35) |
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[Juan Bautista está en prisión, próximo a morir. Le llegan noticias de Jesús y tiene dudas. San Mateo y san Lucas nos informan con amplitud y texto muy semejante. Leamos]:
SOLO TEXTO CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Juan, que estaba en la cárcel, tuvo noticias de todas éstas mis obras. Y llamando a sí a dos de sus discípulos me los envió diciendo:
—“¿Eres Tú el que ha de venir o aguardamos a otro?”
Presentáronse a mí los hombres diciendo:
—“Juan el Bautista nos ha enviado a ti diciendo: “¿Eres Tú el que ha de venir o aguardamos a otro?”
En aquella hora curé a muchos de sus enfermedades y espíritus malignos y a muchos ciegos hice merced de ver. Y respondiendo les dije:
—“Id e informad a Juan de lo que visteis y oísteis: Los ciegos cobran vista, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, los pobres evangelizados… Y bienaventurado aquel que no se escandalizare de mí”.
Una vez marchados los mensajeros de Juan, me dirigí a la muchedumbre diciéndoles:
—“¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña cimbrada por el viento? Pues, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido de ropas muelles? Mirad que los que andan con ropaje espléndido y entre regalos, en los regios alcázares están. Pues, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Si, os digo, y más que profeta. Este es de quien se ha escrito:
“Mira que envío un mensajero delante de tu Faz, el cual aparejará tu camino delante de Ti”.
En verdad os digo, no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; mas el menor en el Reino de los cielos, mayor es que él. Todo el pueblo que le oyó y los publicanos dieron a Dios la gloria de justo, siendo bautizados por el bautismo de Juan; los fariseos, en cambio, y los legistas frustraron el designio de Dios acerca de ellos, no haciéndose bautizar por él.
Desde los días de Juan Bautista hasta el presente, el Reino de los cielos padece fuerza, y los hombres esforzados arrebatan de él. Porque todos los Profetas y la Ley hasta Juan profetizaron. Y si queréis creerlo él es Elías el que había de venir. Quien tenga oídos oiga”.
Me volví hacia unos fariseos que me escuchaban y les dije:
—“¿A quién, pues, asemejaré los hombres de esta generación? ¿Y a quién son semejantes? Semejantes son a los niños sentados en la plaza y que dan voces los unos a los otros, diciendo:
“Os tocamos la flauta, y no danzasteis; entonamos lamentaciones y no llorasteis”.
Porque ha venido Juan el Bautista sin comer pan ni beber vino y decís:
“Demonio tiene”.
Ha venido el Hijo del hombre comiendo y bebiendo, y decís:
“Ahí tenéis un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores” …
Quedó, pues, acreditada la Sabiduría por todos y propios hijos suyos”.

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