[Con este apartado, en el que intervienen los
cuatro evangelistas, la Concordancia nos encamina hacia el milagro
impresionante de la multiplicación de los panes y peces. Leemos]:
TEXTO
CONCORDADO Y AUTOBIOGRÁFICO
Recibiendo estas noticias comenzaron a llegar
mis Apóstoles de predicar la Buena Nueva y juntándose conmigo me refirieron
todo cuanto habían hecho y cuanto habían enseñado. Y les dije:
—“Venid vosotros solos
aparte a un lugar solitario y tomad un poco de reposo”.
Porque eran muchos los que iban y venían, y
ni siquiera para comer teníamos tiempo desocupado. Y nos fuimos en la barca a
un lugar retirado, a solas, junto a una ciudad llamada Betsaida, a la otra
banda del mar de Galilea o de Tiberiades. Viéndonos la muchedumbre y enterados
a dónde íbamos nos siguieron a pie desde todas las ciudades y llegaron antes
que nosotros.
La muchedumbre me seguía porque veían los
prodigios que obraba en los enfermos. Al desembarcar vi el gentío y subí al
monte acompañado por mis discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los
judíos. Alzando los ojos vi que se llegaban a mí una gran muchedumbre, y me
compadecí entrañablemente de ellos enterneciéndoseme el Corazón porque andaban
como ovejas que no tienen pastor.
Los acogí y les hablaba y enseñaba largamente
sobre el Reino de Dios, y a los que tenían necesidad de curación los curé.[1]
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